Depósitos a 12 meses de permanencia

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Los depósitos a 12 meses son uno de los productos a plazo que mayormente comercializan los bancos y entidades de crédito. Se trata de un plazo más que razonable para que los impositores puedan disponer de una pequeña rentabilidad a cambio de la seguridad de garantizar sus ahorros. Sin ningún riesgo ya que el fondo de garantías responde de hasta 100.000 euros en casos de quiebra del banco.

Prácticamente todas las entidades incluye en su extensa oferta depósitos con una plazo de permanencia de estas características. Pueden ser contratados en las sucursales bancarias, por vía telefónica y hasta por internet en los modelos más innovadores. Pero sus características no cambian, sino que se rigen por unas mismas constantes comerciales para todos ellos.

La rentabilidad que generan estos productos es actualmente muy insignificante, como consecuencia del abaratamiento del dinero. Oscila en una horquilla bastante estrecha que se mueve entre el 0,40% y 0,90%, siempre que no tengan ningún tipo de vinculación, y en cuyo caso subirían sobre medio o un punto porcentual.

Otra característica de estas imposiciones a plazo es que su cancelación anticipada, total o parcial, no está permitida, y en los modelos que aceptan esta operación, está penalizada con comisiones que pueden alcanzar el 2%. Con lo cual, resta aún más competitividad al resultado final del producto.

No obstante, están libres de cualquier clase de gastos administrativos o de gestión, por lo que rentabilidad será una cantidad en bruto, claro está, descontado sus impuestos, que en estos momentos corresponden al 21%. En cuyo caso, los clientes tendrán que inclinarse por los modelos que mejor remuneración ofrezcan en el mercado bancario, dentro de los márgenes en donde se desenvuelven actualmente.

Precisamente el plazo de 12 meses está indicado para todos los perfiles de ahorradores, que pueden desvincularse de sus aportaciones durante este plazo, sin que interfieran a su economía doméstica, o al menos lo menos posible. Y como alternativa para crear una pequeña fuente de ahorro para los próximos doce meses, con la garantía del capital aportado, cual fuese su cantidad.