Los depósitos, ¿a qué plazos pueden contratarse?

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Los ahorradores desean conocer a que plazos pueden ir dirigidos sus depósitos para rentabilizar sus ahorros. Pues bien, no es una cuestión excesivamente complicada ya que pueden ser suscritos desde un solo día, y hasta los años que deseen. Otro caso bien diferente es que, para estos últimos, haya propuestas medianamente razonables en consonancia con su duración.

Las entidades emisoras diseñan estos productos para todos los plazos, y para cualquier aportación económica. No obstante, los dirigidos a plazos más cortos, y lógicamente, generarán una rentabilidad menor, mientras los de larga duración serán los que recojan los intereses más generosos, aunque sin ningún tipo de alegrías.

Asumiendo estos planteamientos comercial, no es de extrañar que las promociones y ofertas de los bancos estén entre 3 y 24 meses, en donde puede suscribirse cualquier formato de imposiciones: nuevos clientes, vinculados, online, asociados a una cuenta, etc. 

Y en cualquier caso habrá que esperar a su vencimiento para recibir su remuneración, aunque en este sentido van apareciendo cada vez más modelos depositarios que agilizan este proceso al pagarlo mensual, semestral o anualmente.

Pero si un cliente quiere suscribirlo por diez días, no tendrán ningún inconveniente para satisfacer su deseo. Y es de 45 días, por ejemplo, completamente igual. No hay límites en esta característica de las imposiciones a plazo. Que solamente requerirán de la aceptación por parte del cliente. Pudiéndose renovar a su vencimiento, para continuar con el mismo período de permanencia.

La elección de los plazos es un factor determinante para que los depositantes no tengan que cancelarlos anticipadamente, con las consiguientes penalizaciones que podrán conllevar. Desde este punto de vista, es preferible optar por plazos más cortos para no tener que llevar a la práctica estas operaciones.

Y claro está, en aquellos que sobrepasen los 24 meses, habrá que muy en cuenta que será una aportación que no podrá moverse durante mucho tiempo, quizás por encima del demandado por los clientes. Y que puede llevar a escenarios poco recomendables para sus intereses, a no ser que merezca la pena por su mejor remuneración.