Depósitos: ¿a quién van dirigidos?

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Los depósitos a plazos son uno de los productos bancarios que mayormente son contratados por los ahorradores españoles. Su facilidad y la sencillez de sus diseños los hacen de ellos un vehículo ideal para articular su patrimonio, y con la seguridad que siempre tendrán una rentabilidad por ellos, y por mínima que sea.

Su rentabilidad actualmente no es nada gratificante para sus intereses, ya que no suelen rebasar la barrera del 1%, y solo se podrá superar si se vinculan a otros activos financieros (bolsa, renta variables, metales preciosos, etc.) y puedan mejorar los pobres márgenes en los que se manejan con los tipos de interés a casi cero.

No obstante, durante los últimos meses – y como consecuencia de la bajada de rentabilidad – muchos pequeños y medianos ahorradores se han pasado a otros productos financieros (bolsa, fondos de inversión, planes de inversión, etc.) para rentabilizar sus ahorros en el actual contexto económico en todo el mundo.

Por todo ello, los depósitos es un producto bancario que tiene unos destinatarios muy definidos, en los clientes de perfil más conservador que tratan de que prime la seguridad sobre el riesgo.

Y aunque ofrezcan una mínima rentabilidad en estos momentos, les satisface en sus expectativas para el ahorro, ya que tienen una cierta prudencia hacia los productos derivados de la renta variable, en donde hay serias posibilidades que pierdan parte de sus ahorros.

Desde esta perspectiva, las imposiciones a plazo cumplen con sus expectativas, especialmente en los plazos intermedios, entre 6 y 18 meses. Y que incluso cuentan con algunos modelos que les permiten recibir sus plusvalías de forma anticipada, y no al vencimiento como venía sucediendo habitualmente.

Y son precisamente las rentas medias más conservadoras quienes optan por sus propuestas, siendo jubilados, y personas de edad más avanzada quienes los suscriben mayoritariamente a través de la importante oferta que presentan los bancos en cualquier momento del año. Y con la ventaja que no les generan ninguna comisión ni otros gastos administrativos. Sabiendo en todo momento la rentabilidad justa que van a recibir, desde su formalización.