Suscribir en estos momentos depósitos a plazo no es una buena idea para la inversión. Fundamentalmente porque su rentabilidad está bajo mínimos, pero también porque los usuarios bancarios pueden encontrarse con otros productos con mayor interés y que pueden ayudar a incrementar el patrimonio de los ahorradores.
Hay buenas razones para no emplear esta estrategia, y que de una u otra forma, convencerán a los particulares a importarla, sea cual fuese su perfil como pequeños inversión. Y que de cualquier forma, serían las siguientes que se apuntan a continuación.
Su baja rentabilidad, en donde se genera un enorme esfuerzo para sacar algo de rentabilidad a nuestros ahorros, y con la perspectiva continúe en los próximos, con unos tipos de interés prácticamente en cero.
Ante la competitividad que están ofreciendo los mercados de renta variable, que durante este año tienen una un escenario francamente positivo, especialmente los europeos, según afirman los más afamados analistas del mercado.
Puede optarse por la renta fija a través de fondos de inversión basados en estos activos financieros, y que no necesitarán mucho esfuerzo para superar la rentabilidad de las imposiciones a plazo. Incluso puede decantarse por los fondos monetarios, con una rentabilidad baja, pero con disponibilidad total.
El dinero ahorrado podrá destinarse a la compra de un inmueble o bien material que podría alquilarse, obteniendo una jugosa rentabilidad que sería del agrado de los compradores. No hace falta que sea un piso, sino que pueden contentarse con algo más modesto: tratero, garaje o alguna casa rural.
Prestando dinero a otros particulares puede conseguirse un tipo de interés en torno al 7%, y por la cantidad que consideremos aceptable para realizar la operación. Y en los que para pequeños importes contaremos con plazos muy cortos para su devolución. En este sentido, están apareciendo plataformas digitales en donde se facilitan estos movimientos, y en donde la ley de la oferta y la demanda determina las relaciones entre ambas partes.