Es período de las esperadas vacaciones, en donde son numerosas las personas que se desplazarán a otros destinos para pasar unos días de descanso junto a los seres más queridos. Pero un problema que se les presenta ante estos cambios en su vida cotidiana será como canalizar sus ahorros en un período de tiempo tan breve.
Es deseable que el plazo sea mínimo, a ser posible por todo el mes en que permanecerán fuera de su domicilio. Y no cabe duda que los depósitos a plazo son los productos para el ahorro que cumplen con esta función. Aunque con un período de permanencia en torno a un único mes, en los que se pueda mejorar la rentabilidad de los ahorros.
Las imposiciones a un plazo de 30 días generan una rentabilidad que están bajo mínimos en los últimos meses y como consecuencia de la decisión del banco central europeo de abaratar el precio del dinero, y que ha llevado finalmente a que los intereses de estos productos bancarios hayan bajado tanto en este período.
Su rentabilidad oscila entre el 0,25% y 0,50%, en función de las propuestas lanzadas por las entidades de crédito. Y en cualquier caso, alejados de los modelos más innovadores: para nuevos clientes, vinculados a otros activos financieros, o sencillamente en formato creciente o de remuneración anticipada.
Pero supondrá una alternativa para tan poco tiempo de permanencia y como opción a otras formas más arriesgadas para ahorrar que están representadas por los productos derivados de la renta variable (bolsa, fondos de inversión, ventas a crédito, warrants, etc.), y que implican un mayor riesgo para tan poco tiempo.
La seguridad será el denominador común de esta estrategia de los pequeños ahorradores. Y con la garantía de que podrán recuperar la totalidad de sus aportaciones, con un ligero incremento en los intereses. Cuenta, además, con una oferta muy amplia y extensa como para satisfacer las expectativas de los hogares familiares para dejar sus ahorros en sus días de vacaciones, y no encontrarse con una sorpresa negativa a su vuelta.