Depósitos crecientes

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Los depósitos crecientes es una modalidad que presentan las entidades de crédito para tratar de elevar la rentabilidad de estos productos que están destinados al ahorro. Cada vez más entidades bancarias se inclinan por esta estrategia comercial para llamar la atención de sus clientes y opten por estos modelos impositivos.

Los tipos globales de interés que ofrecen son más altos que en los modelos llamados tradicionales, pudiendo llegar hasta el 2%, y el 3% en las propuestas más agresivas. Pero se caracterizan porque la remuneración no siempre es igual, sino que va aumentando progresivamente.

Empiezan en los primeros trimestre con la rentabilidad más baja de todo el plazo de permanencia, para irla aumentándola poco a poco hasta alcanzar en los últimos meses la más alta y competitiva. Pero que en cualquier caso, no conviene tomarla como referencia, ya debe de fijarse en la global, que será la que reciban los depositantes durante toda la vida del producto bancario.

Por lo demás, están confeccionados bajo los mismos parámetros que los restantes depósitos. Tanto en plazos de permanencia, como en los importes mínimos requeridos para suscribirlos. Y asimismo, muchos de estos productos conllevan comisiones por su cancelación anticipada, parcial o totalmente.

No presentan ningún valor añadido, y tan solo el aliciente de los intereses más altos durante los últimos meses pueden ejercer de reclamo para que los usuarios bancarios se inclinen por estos producto frente a otros modelos generados por los bancos: vinculados, para nuevos clientes, estructurados, o en formatos online.

Si a pesar de las ventajas e inconvenientes de estas imposiciones, el usuario se inclina por ellos, tendrá una potente oferta en el mercado, y que se comercializa bajo diferentes estrategias para captar el dinero de los clientes.

Están destinados para un perfil de clientes bien definido, en donde predomina la búsqueda de mayor seguridad para salvaguardar los ahorros, evitando a toda costa los riesgos que conllevan otros productos bancarios, especialmente los procedentes de la renta variable. Asumiendo, finalmente, que su remuneración no será en ningún caso espectacular, ni excesivamente relevante.