Dentro del mundo de las inversiones existen algunos productos que se utilizan como inversión y a la vez sirven como artículos coleccionables. De entre estos bienes tangibles, los sellos y las monedas son los más conocidos.
En el caso de los sellos, lo que en un principio puede comenzar como una simple afición se puede convertir en una inversión a largo plazo que ha permitido a algunos coleccionistas más o menos experimentados obtener pequeñas fortunas por algunos de los sellos que han sabido guardar y esperar pacientemente hasta que estos se ha revalorizado lo suficiente como para convertirse en bienes de un valor tan elevado que otros han estado dispuestos a pagar lo que se ha pedido.
Como norma general, para que un sello tenga un valor que vaya aumentando a lo largo del tiempo se deben cumplir determinadas condiciones. Una de ellas es que debe ser un sello único o la menos muy escaso, algo que no ocurre con los sellos que compramos de manera habitual para enviar nuestras cartas. La exclusividad la puede marcar un color inadecuado en una plancha, que sólo quede uno o que tenga una historia que haga que esa emisión de sellos en concreto se revalorice por el significado que este tiene. Algunas series se emiten de forma limitada y numerada con al intención de servir como inversiones parea los coleccionistas.