Pagarés o depósitos bancarios

plazo fijo

Este viejo dilema entre los ahorradores tiene muchas explicaciones para incidir en que los ahorros de los usuarios bancarios vayan a pagarés o depósitos bancarios. Una diferencia fundamental es que en los primeros no se garantizan, bajo ningún aspecto, las aportaciones realizadas.

Mientras, en cambio, los depósitos están respaldados por el Fondo de Garantías que garantiza hasta un máximo de 100.000 euros en caso de quiebra de la entidad emisora. En este sentido, es un producto que aporta mucha más seguridad a los ahorradores.

Con respecto a su rentabilidad, no generan grandes diferencias entre ellos, ya que son similares en términos generales, entre el 0,30% y 0,50%, con un plazo de permanencia medio a 6 meses. Y también en cuanto a su tratamiento fiscal, que no ofrece ninguna divergencia.

No obstante hay una pequeña diferencia que separa ambos productos. Mientras en los pagarés bancarios su rentabilidad se paga íntegramente al formalizar el contrato, en los depósitos suele ser normalmente a su vencimiento. Aunque hay algunas imposiciones que han variado estas condiciones y los suelen ofrecer con márgenes trimestral, semestral o anualmente.

En cuanto a los plazos de permanencia, están habilitados para todos ellos, a 1, 3, 6, 12 meses o incluso más. Y en los que son los plazos más elevados los que generan mayor remuneración, como por otra parte es lógico comprender. No excesiva, pero al menos se incrementa unas pocas décimas porcentuales.

En ambos casos, con dificultades para cancelarlos anticipadamente, y en los casos que lo permitan, bajo penalizaciones en su aplicación, que hacen disminuir sensiblemente la rentabilidad de estos productos.

Otra diferencia sustancial estriba en que mientras los depósitos a plazo son comercializados por todo el sistema bancario español, en los pagarés solamente son unas cuentas entidades quienes lo incluyen en su oferta de ahorro. Precisamente provenientes de aquellos bancos que tienen mayores dificultades para financiarse.

A partir de este momento, llegará la decisión de los clientes, quienes se tendrán que inclinar por el modelo que mejor satisfaga las necesidades de los clientes, en función de su perfil y de los importes que deseen depositar.