¿Qué hacer para incrementar tu rentabilidad en los depósitos?

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Los depósitos a plazo se encuentran bajo una rentabilidad en mínimos históricos, y que rara vez sobrepasa la barrera del 1%. Es un escenario poco esperanzador para los miles de pequeños ahorradores que no saben qué hacer con su capital disponible. Y que no desean correr riesgos a través de otros productos más complejos, especialmente derivados de la renta variable.

Pero aún les quedan ciertas estrategias para mejorar los márgenes de estos productos bancarios. Algunas de ellas, francamente al alcance de todos los ahorradores. En primer lugar, se podría acudir a entidades no nacionales, sino procedentes de otras áreas de la zona comunitaria, que comercializan los depósitos a plazo al 4%, sin que haya problemas para ser contratados por los ciudadanos españoles.

Otra consistiría en aprovecharse de las ofertas que hacen los bancos para los nuevos clientes (o aportaciones) y que mejorar en casi un punto porcentual su rentabilidad. No obstante, topan con la limitación de sus plazos, ya que son para períodos muy cortos, entre 3 y 6 meses. O en su defecto para unas aportaciones no excesivamente importantes.

No quedan aquí las alternativas para conseguir estos objetivos. Si se quiere alargar más la remuneración de estos productos bancarios, lo más aceptable es vincularlos a otros activos financieros (acciones, fondos de inversión, índices financieros, etc.). Los efectos serán fulminantes, pero siempre que se cumplan con los objetivos planteados. En cualquier caso, las aportaciones estarán siempre garantizadas.

Y siempre quedará el recurso de alargarlos en lo máximo posible, entre 2 y 5 años, para acercarse a una rentabilidad en torno al 2%. No obstante, importa como principal inconveniente el hecho que sea un plazo excesivo para tener inmovilizado el capital invertido, especialmente si surge en este período un problema de liquidez.

La contratación online es otra opción a la que pueden acogerse los ahorradores, aunque su recompensa es muy limitada, con tan solo unas cuantas décimas por encima de las imposiciones tradicionales, aunque su flexibilidad es un punto determinante para su selección, dentro de un extensa oferta que están generando los bancos.