La popularidad de los superdepósitos ha desaparecido por completo, en donde las rentabilidades que ofrecían en el pasado son ya parte de la historia, reciente, pero historia al fin y al cabo. Ya no volverán a ofrecerse con tipos de interés muy altos, en torno al 5% o 7%, y como fórmula para atraer el dinero de la competencia, o lo que es lo mismo, de los nuevos clientes.
Ya han pasado a mejor vida estos productos que tanto gustaron a los clientes bancarios por las suculentas rentabilidades concedían a sus titulares. En la actualidad pueden encontrase imposiciones a plazo con mayor o menor remuneración, pero en cualquier caso sin llegar a los niveles de acumulación de aquellos productos.
Es una de las consecuencias directas de la decisión del banco emisor europeo de abaratar el precio dinero a través de la rebaja continuada de los intereses monetarios. Y que se han desplazado inmediatamente a estos productos destinados para el ahorro de forma urgente y rápida, para desesperación de la gran mayoría de los ahorradores.
A partir de ahora tendrán que dirigirse a otros productos para hacer crecer sus patrimonios. Bien en formato de fondos de inversión de renta fija o monetarios, o por medio de la contratación directa de deuda pública del estado, en sus diferentes modalidades: bonos, letras y obligaciones.
Y de forma más agresiva, asumiendo más riesgos, en los productos procedentes de la renta variable, bien con fondos de inversión o en la compra y venta de acciones en los mercados bursátiles. Esta tendencia ayudará a mejorar las rentabilidades, pero también pondrán en mayor riesgo las aportaciones invertidas.
También quedará como último recurso acudir a fondos de inversión de gestión alternativa, que operan en cualquier activo financiero: divisas, materias primas, mercados financieros y otros que puedan dar señales de compra para los gestores de estos productos. Necesitando de criterios más objetivos para ser desarrollados por los pequeños y medianos inversores.
Pero en cualquier caso, no habrá más remedio que decir un adiós definitivo a los que hasta hace pocos meses eran los superdepósitos.